Antes de leer la nota, tomemos las cosas con calma, tengamos una caja de pañuelos cerca y respiremos profundo…
La maternidad, la compleja maternidad y la difícil relación que algunos tenemos con ella, es un tema en la memoria humana que ya era mainstream desde los tiempos de Freud. En el mundo del cine, del arte y de la literatura, la imagen de la madre es casi siempre un referente que acomoda lo más profundo de nuestros corazones y que nos deja algunos sabores raros en la boca al enfrentarnos con ello.
Disney lo sabe y si nos damos un clavado en sus historias, siempre ha usado la fórmula bebé+mamá+separación= impacto narrativo. Y es justamente en Dumbo, película que se estrena en Live Action el 29 de marzo de este año, bajo el maravilloso ojo creativo de Tim Burton, donde esta desgarradora técnica se fusiona con la música de nada más y nada menos que Arcade Fire. los gigantes canadienses, para generarnos un nuevo no sé qué, qué sé yo, que se instala en nuestra alma.
Recordando un poco la historia, Dumbo es un elefantito de circo que posee una pequeña particularidad que lo hace diferente al resto de elefantes: sus orejas son grandes, enormes, tan peculiares que despiertan la admiración y por supuesto la crítica de los humanos mequetrefes, quienes acuden a las funciones para ver al “fenómeno” como nuestro querido protagonista es injustamente llamado.
Luego de que en una de esas visitas un grupo de rufianes enanos conocidos como niños comienzan a maltratar al pobre animalito, mamá elefanta reacciona como toda madre haría y pone una buena tunda a estos pobres diablos. En consecuencia a su valiente acto, es etiquetada como un elefante loco, enjaulada y puesta lejos de su bebé, quien ahora debe valerse por sí mismo, pero no en soledad, pues con la ayuda de un ratón llamado Timothy, su vida dará un giro increíble.
Pero antes de que Dumbo se consagre como el maravilloso elefante, Timothy se encarga de ser el causante de una una de las mejores escenas en toda la cinematografía Disney: en un acto rebelde y de buena fe, consigue que Dumbo visite a su mamá en un conmovedor encuentro clandestino.
La señora elefante al reconocer a su pequeñín, no cabe en emoción y trata de ver a su bebé, pero al estar encadenada sólo puede sacar su larga trompa para arrullar al elefantito, mientras de fondo suena una de las canciones más bellas y particulares de la historia del cine infantil y animado: “Baby Mine”. En la versión contemporánea del film, es interpretada a dueto por la adorada pareja Buttler-Chassagne, de una forma distinta a la que conocemos, pero no por ello menos intensa. Ya pueden llorar.
Desde 1941 la historia del elefante que puede volar se ha convertido sin duda alguna en un referente que marcó a más de una generación y ahora con una versión innovadora seguramente se consagrará como un clásico contemporáneo.
Imágenes de USA Today, Vanyaland y TVN. Autor: Jessica Campos.
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