Es muy difícil para mí reseñar uno de los discos a los que tengo mayor admiración. Sin embargo, haré el intento.
Tras la salida del single Bela Lugosi's Dead (1979), Bauhaus, la banda pionera del gothic rock, lanzó su primer álbum de estudio: In The Flat Field. Proveniente de Northampton, Inglaterra, Bauhaus impuso los códigos de vestimenta y sonido de un género musical que daría sus primeros signos de vida con Closer (también de 1980), de Joy Division.
La banda, con una fuerte inclinación por el expresionismo alemán y por el cine de vampiros estadounidense de los años 30, creó una imagen sólida de la representación del gothic rock durante finales del siglo XX. Maquillaje, pómulos exaltados, vestimenta negra y una presencia andrógino-teatral, son algunos de los elementos que caracterizaban a los músicos integrantes, en especial a Daniel Ash (guitarra) y a Peter Murphy (voz).
En cuanto al sonido, sus influencias y origen, habría que remitirnos al álbum de Iggy Pop de 1977, The Idiot, que apuntaría hacia el terreno del post-punk y hacia una propuesta más oscura y más opresiva, temática y musicalmente. Siguiendo por el camino de esta idea, Bauhaus no sólo logró sintetizar (y hacer suya) la imagen del vampiro, sino que también adquirió los tintes más dramáticos y más histriónicos de dos grandes del art-rock: el ya mencionado Iggy Pop y el genio David Bowie.
A lo largo de In The Flat Field, podemos escuchar la influencia de David Bowie en la era Ziggy Stardust, combinada con lo más agresivo y lo más enérgico de Iggy Pop. Ello, a través del registro de un joven Peter Murphy que comenzaba a experimentar con una gran variedad de notas.
El álbum, abre con Double Dare y la homónima In The Flat Field, dos temas marcadamente minimalistas y con riffs repetitivos, los cuales, permiten a Peter Murphy mostrar la teatralidad de la que hablamos antes.
Enseguida, continúa A God in Alcove: una canción que contiene una línea de bajo hipnótica y una guitarra estridente y lacerante, a cargo de David J y Daniel Ash, respectivamente en créditos. Enfatizo aquí el final de la canción, el gran clímax frenético de Kevin Haskins a la batería.
Ahora, escuchamos Dive, tema que asume la influencia de la música disco (importantísima para el futuro desarrollo del darkwave) y en el que aparecen algunas frases de saxofón.
LAMENTABLEMENTE, al álbum le siguen tres pistas que no encajan con el conjunto: The Spy In The Cab, Small Talk Stinks y St. Vitus Dance. Pistas que no acometen en el ritmo de sus predecesoras (The Spy In The Cab) o que se pierden en un afán por la experimentación (Small Talk Stinks y St. Vitus Dance). Juzguen ustedes mismos.
Por fortuna, y adentrándose en una atmósfera ritualesca, Stigmata Martyr resulta sorprendente, tornándose más y más agresiva según avanza. Destaco aquí los segundos finales y el poder en la repetición de la frase in nomine patri et filii et spiriti sanctum.
Finalmente, Nerves es una canción con un aire misterioso, que inicia con algunas notas de piano, acrecentando y disminuyendo su intensidad. Así termina el álbum debut de Bauhaus, al llegar una pista que es enérgica, que es oscura y que mantiene el equilibrio entre ambos extremos.
Si bien, otras bandas como Siouxsie and The Banshees y The Cure, ya habían dado los primeros pasos hacia el post-punk y, más tarde, hacia el gothic rock, no fue sino hasta le llegada de Bauhaus que se definió un nuevo género en la música. Inspirados mayormente por la literatura clásica de terror, el ocultismo, los temas medievales y la obra de los poetas malditos, nuevos proyectos surgieron, que terminaron por cubrir los estándares creativos y de moda del gothic rock, tan infravalorado en nuestros días, pero cuya influencia permanece vigente.
Nota: 3.7 de ★★★★★.
Temas destacados: double dare, a god in alcove, stigmata martyr.
POR MIGUEL SANDOVAL.
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