El centro histórico de nuestra caótica ciudad es un oasis en medio de un gran desierto urbano, éste se tiñe de gris y sabe a metal. Irónicamente en sus calles cortas y entretejidas, quienes lo recorren pueden sentirse como en casa, o en un mundo completamente desconocido y extraño.
Caminando sobre Isabel la Católica y buscando refugio para el alma -como si ésta supiera mejor que nadie lo que necesita el cuerpo- uno puede llegar sin saber cómo a la plaza de las Vizcaínas, a las espaldas del Claustro de Sor Juana, y sentir que un boom histórico le golpea la nuca.
Entre los primeros locales, viniendo desde la Católica, hay un lugar místico y mágico en el que si observas puedes ver a un toro negro ceñirse sobre los comensales que platican de poesía, revoluciones y amor. El animal fija la mirada al frente, hacia su hermano de sangre asesinado en el ruedo, que le sonríe saboreando el aroma gourmet, el cual adereza la atmósfera del momento.
Se trata de La Bota, la cueva artística para vagabundos del mundo. La casa y museo vivo que adopta con cada uno de sus artefactos al nuevo inquilino como uno más de la familia.
Los escenarios posibles de este universo, que incluye los recuerdos de otras edades y de otros extraños, invaden el corazón de los rebeldes que se resisten a perecer contra el tiempo.
Y es que la hostería y el alegre barbón que le dio vida Calera-Grobet, junto a La Chula Móvil y un gran número de artistas, poetas, románticos, locos, teatreros y amigos, no sólo están existiendo con nosotros en un encuadre lleno de memoria, sino que este año traen por octava ocasión, el festival Poesía por Primavera, remontando de nuevo el único propósito con el que este carnaval literario se creó: tomar las calles y rescatarlas de la nada oscura que devora pasiones y sueños con violencia.
Con talleres culturales, performance, recitales, música, artes visuales y homenajes a Saúl Ibargoyen, Raquel Huerta Nava, Miguel Flores y Ayari Lüders, la Poesía por Primavera se comenzará a escribir el sábado al mediodía para terminar a las ocho de la noche del domingo, día en que también se realizará La Gran Comilona, santa comida tradicional de Grobet, La Bota y los vecinos de Las Vizcaínas, que conviven como una bendita familia en medio de danzantes y salvajes.
Antes del fin del mundo, ¿te animas a escribir otro?
Imágenes: Time Out, Animal Gourmet y Hostería La Bota.
Autor: Jessica Campos.
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