La industria cinematográfica popular (hollywoodense en su 95% por ciento) se ha estancado mucho en los últimos años, pues la creatividad no es el aspecto más fuerte que la misma tiene hoy en día. Entre llevar los cómics, los libros y la vida y obra de personas famosas a la gran pantalla, es difícil hablar de una idea original en pleno siglo XXI, donde todo es una “inspiración” para un nuevo producto. En síntesis, ser original en este contexto es prácticamente imposible.
El cine de terror está muy lejos de ser la excepción. De hecho, desde sus inicios ha sido influenciado por muchos factores (algunos de los que hablamos anteriormente) y, lamentablemente, hoy en día las circunstancias no han cambiado demasiado.
La saga de Halloween acaba de lanzar su remake; la saga de Saw está haciendo lo propio; The Purge poco a poco se construye un universo que, en realidad, no ofrece nada nuevo, pero vaya que ha llamado la atención de las masas; asimismo lo está logrando, con la vieja y confiable técnica de “La ley del menor esfuerzo”, el Conjuro. ¿Qué existe de nuevo entonces en este ámbito? ¿Qué podemos esperar del mismo en unos 5 años?
El panorama se ve inmaculado e indiferente, es decir: parece que seguirá siendo lo mismo.
Si las películas (sea el género que sea) crean una franquicia, es porque la mayoría las consumen, porque la FÓRMULA ha funcionado; esa es la palabra clave, fórmula… Ya que, al tratarse de una industria, la misma no busca ser oscura y compleja para agradar a los críticos. Busca un producto que las masas consuman para seguir lucrando, y si otra mediocre (e incluso risible) película del universo de El Conjuro consigue las ganancias pertinentes para llevar pan a las mesas de los involucrados en el proyecto, seguirán ordeñando entonces a esa vaca famélica hasta que caiga desfallecida, para inmediatamente ir en busca de otra.
Es importante recalcar el hecho de que esto, en realidad, no es culpa de los realizadores. La culpa recae en el público que ha consumido con entusiasmo las mismas temáticas por años: la misma chica poseída por un demonio; el mismo slasher persiguiendo a estudiantes promiscuos en un paraje desolado; el mismo sujeto con mal de Parkinson grabando peripecias que, antes de la décima ocasión que se utilizó, llegó a ser bastante entretenido.
Pero desde una perspectiva meramente personal, hoy en día es difícil encontrar algo que valga la pena….
Pero antes de que tiren a la basura su disfraz de The Purge, debemos hacernos la siguiente pregunta:
¿En verdad todo el cine de terror de los últimos años es una pérdida de tiempo? Alivia mi espíritu decirles que no, aún existe vida debajo de las rocas. Películas como The Witch de Robert Eggers, nos presentan una temática bastante masticada, de acuerdo, pero lo hacen siguiendo sus propias reglas y jugando a su antojo con los nervios del espectador, creando una atmosfera fría, cruel y asfixiante con tan sólo 3 millones de dólares. Muestra de que sólo es necesario un buen guión para crear una cinta de calidad.
Otro ejemplo fantástico es A Quiet Place dirigida por John Krasinski, creando, de igual forma que la anterior, una excelente cinta de una temática reciclada (mundos post-apocalípticos y criaturas salidas del trasero de Lucifer). Este film te envuelve en su universo, te embriaga de su tensión y de su suspenso, pero si hay algo que aplaudo de pie, es su uso del silencio como parte de su trama. Este recurso se vuelve tan poderoso que es probable que tú, como espectador, tampoco quieras emitir sonido alguno.
Y así, podría pasar horas hablando de películas que muestran otra cara del cine de terror, con historias mejor desarrolladas y con mucho amor al arte, brindándole al espectador largas noches en vela. De hecho, antes de terminar, me gustaría compartirles cinco películas de terror que deben ver en estas vísperas:
1) El ciempiés humano 2 de Tom Six (2011) (la más cruda, enferma y disfrutable de la saga).
2) REC de Paco Plaza (2007) (Tal vez el mejor falso documental del cine en habla hispana).
3) Fenómeno Siniestro de The Vicious Brothers (2010) (Un falso documental en un hospital psiquiátrico abandonado, una combinación infalible).
4) Get Out! de Jordan Peele (2017) (Aunque no tan aterradora, la idea de lavar el cerebro de jóvenes negros para ser la servidumbre de blancos ricos despierta un morbo interesante… Eso y que ganó el Oscar a Mejor Guión hace poco, vale la pena echarle un vistazo).
5) El Títere de James Wan (2007) (No puedo creer que una película tan buena haya sido dirigida por la misma mente detrás de Fast & Furious 7 y El Conjuro. Quizás es su mejor trabajo hasta ahora).
En conclusión: el cine siempre ha tenido y tendrá buenos, excelentes, malos y pésimos exponentes de cada género. Algunas joyas son más difíciles de encontrar, pero mientras haya personas que amen este hermoso arte, el cine de calidad seguirá teniendo un lugar en las carteleras.
YO SOY URIEL MONTERRUBIO, NOS LEEMOS PRONTO…
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