“La conciencia social en lugar de indiferencia”.
19 mil almas asistentes, casi el doble de lo que se esperaba, en el concierto que ofreció el virtuoso violoncellista, Yo-Yo Ma, el 26 de marzo al caer la noche, en la Plaza de la República de la CDMX. Como parte de El proyecto Bach, el músico franco-estadounidense realizará una gira mundial -la de anoche fue la única fecha para México- así que la pregunta no era ¿Quién verá a Yo-Yo Ma?, sino ¿Quién no...? Aunque no es la primera vez que nos visita, y la logística y audio no eran los mejores, no quedamos exentos de ser parte de su magia. Personas de todas las edades y estratos sociales, aun sin conocerlo, se acercaban para resolver el misterio del visitante de lejos: músico, al parecer, decían algunos. Todos alrededor del pequeño escenario de luz azul.
En la voz de la actriz Gabriela de la Garza: “México se convierte hoy en parte de la historia de El Proyecto Bach: 36 conciertos alrededor del mundo que son motivados no sólo por la relación de Yo-Yo Ma con la música, sino, dicho en sus propias palabras, por la habilidad de Bach para hablarle a nuestra humanidad en un momento en que nuestra conversación está tan a menudo centrada en la división. Para Yo-Yo Ma, la cultura, la manera en que nos expresamos y nos entendemos, puede unirnos en un solo mundo, un mundo mejor”.
La Suite no. 1 en Sol Mayor empezó a vibrar. Las melodías y ritmos se entre mezclaban con el ambiente citadino, convirtiendo las suites del compositor alemán J. Sebastian Bach en algo contemporáneo. Esto dio paso a pensar en lo extraño que puede ser escuchar obras de hace tantos siglos atrás, eso, si uno se salía momentáneamente del oasis melódico que había bajo el Monumento a la Revolución.
Conforme avanzaba el concierto, en silencio todos, disfrutamos los piannisimos e incluso los silencios que se disolvían como en su propia materia. Los matices de Yo-Yo Ma eran amplios y puntuales, llenos de energía.
Después de finalizar la Suite no. 4 en Mi Bemol Mayor, Yo-Yo Ma dedicó, en un español bastante entendible, la siguiente pieza a “Los familiares de los desaparecidos y a las víctimas de la violencia”, lo que provocó que se gritaran consignas sobre los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos y la violencia de género. Pero él no dejaba de sonreír y levantar los brazos en solidaridad.
“Gracias a todos por venir”, dijo el violoncellista al finalizar la última Suite. Sin embargo y, para sorpresa de muchos, apareció en el escenario la cantante y compositora Lila Downs con dos músicos más para interpretar juntos la Llorona.
México surrealista, dicen algunos artistas que de casualidad o por causalidad visitan el país. Tras el virtuosísimo artista, afuera, un paisaje insonoro de luces de color y transeúntes de la ciudad que no descansa, circulaban inmutables. En la pequeña isla que Yo-Yo Ma creó con sonidos frotados y fraseos llenos de sentimientos, la música fluía con naturalidad, de una facilidad en ejecución poco creíble de no mirar en el rostro del músico una sonrisa. Quedó clara la línea que divide el hecho de ser un intérprete o instrumentista y ser un músico más completo, un artista. Porque Yo-Yo Ma no sólo ofreció obras del siglo XVII, nos regaló parte de sí mismo y una refrescante esperanza. “La conciencia social en lugar de indiferencia”, en palabras suyas.
A pesar de no llevar cámara ni nada con qué registrar que estuve ahí, me sentí feliz de ser parte. Dejé de ser *Inserte aquí la etiqueta que desee*, y me convertí en parte de la obra y parte del proyecto. Lamentando la malísima calidad del audio que a veces fallaba de lado izquierdo o derecho y la desorganización para acomodar a la gente, pero siempre está la opción de ponerse los audífonos, cerrar los ojos y escuchar:
A quienes no pudieron asistir, busquen en su plataforma preferida a Yo-Yo Ma y a Bach, aun si no están tan inmersos en esta música que equivocadamente se piensa “para dormir y relajarse”, se llevarán una sorpresa. O ya vayan a los recitales de sus amigos chelistas. :)
AQUÍ UNOS LINKS BRGS PARA EMPEZAR:
Autor: Carolina Gusmund
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